Rossana
Zaera. Castellón, 1959. Su
trabajo y su obra se han definido en los últimos años
como una reflexión sobre el dolor, la soledad, la memoria,
el sufrimiento, o el amor y la muerte, expresados a través
de la pintura, la escultura, la fotografía o la escritura.
Licenciada
en Filosofía. En 1989 crea su propio estudio, donde se alternan
los proyectos de diseño grafico (LAUS'93), con la creación
artística. Entre las exposiciones de arte mas significativas,
cabe destacar su participación en Pain: Passion, compassion,
sensibility, comisariada por Javier Moscoso. Museo de la Ciencia
de Londres, 2004 y en ARCO 2007 y ARCO 2008, con la Galeria Cànem
de Castellón; entre las exposiciones individuales, Habitaciones
sin número, comisariada por Ángel Cagigas. Universidad
de Jaén, 2005; Anatomia de las sombras, comisariada
por Francisco Jarauta. Universidad de Valencia, 2005-2006; Habitación
450, Galeria Cànem, 2008-2009; Il nero non è
solo buio, comisariada por Ian Rosenfeld, Galleria Napolinobilissima.
Nápoles, 2009; o su último proyecto Resiliencias/Cajas
de memoria, Universidad Jaume I de Castellón, 2010. Parte
de este último trabajo es el que presenta ahora en la galeria
Orfila, bajo el título de Memoria de la vida.
Entre
sus libros: Tiburones de Agua Dulce, fruto de una colaboración
con su hijo Miguel, obtuvo el Premio Tombatossals de literatura
infantil ilustrada 2001, Tàndem Edicions y el Ayuntamiento
de Castellón; Crisálidas, Ellago Ediciones,
2002; o Las horas sin luz, Ediciones Tengo que irme, 2006.
Bajo
el título Memoria de la vida, Rossana Zaera
nos presenta sus últimos trabajos, Resiliencias/Cajas
de memoria, dos series complementarias de las que Ángel
Cagigas, escribe en su presentación:
"Resiliencias nos habla de la capacidad de los seres
vivos para perseverar en la vida, con el convencimiento de que somos
seres dotados de una fuerza interna mucho más poderosa de
lo que creemos, una fuerza que nos permite sobreponernos a los cambios,
a las crisis, y en buena parte de las ocasiones salir de estas pruebas
fortalecidos. En esta serie Rossana Zaera parte de imágenes
del mundo vegetal, metáfora de renacimiento,
periplo
de la vida pues en realidad ésta no se reduce más
que al mecanismo repetido una y mil veces del morir y del nacer.
Lo biográfico que se puede contemplar en
buena parte de su producción y es el eje nodal de su serie
titulada Cajas de memoria. Son unas cajas pequeñas,
unas cajas de zapatos de hierro y cristal que encierran toda una
vida, que nos devuelven a la infancia de Rossana Zaera, a la zapatería
familiar, cajas en las que se guardan sus experiencias, cajas que
encierran el recuerdo de sus padres, cajas que guardan
los
zapatos de su niñez, cajas que son habitaciones de hospital,
con sus hileras de camas, con sus recuerdos de niños enfermos,
cajas llenas de chatarra entre la que surge un corazón dorado,
escoria de la que emana lo prodigioso, cajas en las que vemos escaleras
al cielo, escaleras a otra realidad, quizás esperanzadora
,
o al menos diferente, como si un niño imaginase el futuro.
Las cajas de memoria son decorados,
escenarios
mentales que nos hablan de la vida íntima de la artista y
son prueba de su compromiso con el arte. Son instalaciones, o mejor
dicho, microinstalaciones, que pueden definirse como objetos poéticos
que nos enfrentan a la importancia de lo biográfico y a la
narración misma como creadora de vida, con el objetivo de
hacer arte de la propia vida, que en realidad es la materia prima
del arte.
Pero
quizás lo más definitorio de estas dos seriescomplementarias,
Cajas de memoria, anclada en el relato biográfico entendido
como nuestro tiempo vital, y Resiliencias, centrada en el
relato vital entendido desde una perspectiva geológica, sea
la importancia que se confiere al proceso, un proceso pulcro y sutil
que prima el valor de la creación sobre el del producto creativo,
lo cual dota de vitalidad a estos proyectos pues así se genera
la posibilidad de interacción con el espectador que puede
entrar en el juego iniciando su propio proceso creativo con la misma
metodología y la misma finalidad del trabajo de Rossana Zaera,
convirtiéndose así aquél en creador de su propio
relato, logrando en el mejor de los casos integrar sus experiencias
a través de su actividad artística, uniendo vida y
arte, insuflando vida al arte y arte a la vida."
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