JUAN SALVAGO

“Estancias imaginarias y estructuras ausentes”

18 de marzo a 6 de abril de 2019

Navegando. Acrílico sobre tela, 200 x 162 cm

Ausente anterior. Acrílico sobre tela, 116 x 89 cm

En suspensión 1. Acrílico sobre tela, 116 x 89 cm

En suspensión 2. Acrílico sobre tela, 116 x 89 cm

JUAN SALVAGO Estancias imaginarias y estructuras ausentes
Del 18 de marzo al 6 de abril de 2019

Juan Salvago es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Ha mostrado su obra en exposiciones individuales en Madrid: Café Galería El Ratón, 1987; Galería Santa Bárbara, 1990; Centro Suizo de Madrid, 1993; Sala Belagua, 1994; La Nave del Arte; 2001; Galería Orfila, 2017 y 2019, entre otras, así como en galerías y espacios de arte de Vitoria, Badajoz y Ávila. Participa en colectivas en varias ciudades españolas y en el Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Cuba.

ALGUNAS NOTAS A LA PINTURA DE JUAN SALVAGO. FIGURAS EN ABSTRACTO.

 Una mirada directa e inmediata sobre estos cuadros nos coloca ante un mundo de paisajes-colores con figuras de diversos tipos que llenan los cuadros y les dan su realidad. No son figuras que mimetizan nada concreto, nada externo a las propias figuras, son creaciones en sí mismas que nos muestran un mundo objetivo para quien las mira y, sin duda para su creador.

Recuerdan, a veces, una realidad ficción, una abstracción real, una imagen posible e imposible en un espacio real y pictórico a la vez. Ellas están en un espacio que es parte de la imagen. ¿Y en un tiempo? Inquieta este ser de lo representado y creado como escapado del tiempo. Son imágenes quietas, realidades quietas y el tiempo nunca deja quieto nada. Hay sí algo de movimiento en esa Cinta de Moebius, en los aviones, en algunas barcas y otros matices junto a esas islas de construcciones, pero no parece un movimiento en un tiempo empírico. Es un movimiento geométrico, físico, en el sentido de la ciencia física que al estudiar el movimiento lo paraliza, lo cosifica. En la física clásica, por supuesto.

Todo lo anterior para destacar los elementos imaginativos, los elementos ficticios, los elementos creativos (es todo verdadera creación) que se nos presentan en esta pintura que no quiere ni pretende dejar la figuración y que, sin embargo crean mundos nuevos y muy abstractos. . Parece que hay algo de una ciencia ficción, de lo que fue y queda.

También o además hay que mirar, sentir estas obras a través de la de los elementos puramente pictóricos: la geometría, las imágenes figurativas arquitectónicas o mecánicas que despliegan esa arquitectura, el color y la luz o los propios soportes de esta pintura.

Todo es reconocible por su disposición y formas geométricas; diríamos que la geometría hace todo más humano, inquietantemente humano. Pero aunque la geometría sea un saber de verdades unívocas, aquí su representación nos lleva a la variedad, a lo que se combina y matiza de formas diversas en esas islas construidas de diversas maneras, diversos mundos posibles o idos. A veces parece que ya solo quedan su estructura, su construcción, sus colores y su luz, esa que queda diluida o más patente dentro de los lugares o a su alrededor, o convertida en el fondo de color.

Lo humano sólo se intuye – ya se señaló – porque hay edificios en la geometría de que antes se hablaba, en esas estructuras mecánicas, en esos objetos para moverse, en las poleas, en las escaleras y en muchos detalles que nos hacen reconocer plenamente esa imágenes. Y nos aparecen como familiares, o posibles, aunque quizás no lo son o no lo son ya y sólo lo fueron. Nos crean un sentimiento de algo que nos habla, y más cuando flotan como islas o palafitos, o se sostienen en agua, o en el simple espacio del cuadro. ¡Cuánta sugerencia e imaginación para cada uno! ¡Cuánta sensación! Pintura pura como creación para continuar creando al verla y disfrutarla interpretándola.

José de Pablo Pérez

Licenciado en Filosofía, especializado en Estética.