FERNANDO RIVAS

Del 13 marzo al 1 abril de 2006

Invierno. Acrílico sobre tela, 100 x 100 cm

Desnudos. Acrílico y carbón sobre tela, 76 x 117 cm

Respuesta a una pregunta tabú III.  Acrílico tela, 89 x 116 cm

Ícaro o la amenaza. Díptico. Acrílico  sobre tela, 178 x 159 cm

FERNANDO RIVAS
Del 13 de marzo al 6 de abril de 2006

Fernando Rivas es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Entre 1980 y 1983 estudia pintura y dibujo en el estudio de Ángel Aragonés y, entre 1995 y 1996, grabado en el Estudio de Grabado “Tres en Raya” de Madrid.

Participa, desde 1982, en exposiciones colectivas, exponiendo individualmente en las galerías Surcos, Majadahonda (Madrid) (2004), Arteinformado (2005) y Orfila (2006), de Madrid.

Victoria Esteban escribe sobre su obra en el catálogo de la exposición:

Los temas de las pintura que Fernando Rivas nos muestra en esta exposición caminan en tres direcciones paralelas que, en principio, difícilmente podrían establecer un diálogo entre ellas. Una nos lleva hacia el mundo de los mitos clásicos que, precisamente por ese carácter mítico, son eternos. Otra nos conduce hacia objetos o espacios de marcado carácter simbólico, y que por ello también trascienden la contingencia. Y la tercera dirección nos conduce hacia un paisajismo que, en estas pinturas, claramente situadas en unos espacios de abstracción, solo se detecta por la presencia de un objeto sugerido o de una luz o un ambiente de marcadas evocaciones atmosféricas.

Pero estos tres mundos temáticos están cruzados por otros segmentos que cierran una cuadrícula y establecen un tejido que da cuerpo a toda la obra. Estos segmentos partirían de los supuestos estilísticos y formales con los que Fernando Rivas realiza su pintura y de los recursos plásticos que utiliza. Quizás el más explícito sea la aparente espontaneidad en la ejecución del acto pictórico, que da protagonismo al instante fugaz y al movimiento rotundo, reforzado frecuentemente por la dureza del trazo de carbón que permite ordenar las superficies y jerarquizar los espacios. Otro es la presencia densa y constante de una materia de evocaciones terrestres que, incluso, en la sutileza aérea de la serie Ícaros, carentes de cualquier anclaje identificativo, está presente. Y, por último, nos encontramos con una economía de recursos plásticos y una gama reducidísima de colores y tonos que conducen inevitablemente a lo que, en muchos de los cuadros expuestos, se combine un esfuerzo de síntesis que sitúa a esta pintura en unos espacios de claras referencias minimalistas, con una energía expresiva que se expande con evocaciones barrocas por toda la superficie hasta rebasar los límites del marco.

Hay veces en que el color, el trazo, los espacios y la materia, ordenados en la superficie de la pintura, crean un sistema en el que los elementos dialogan e interactúan, entonces el cuadro deja de ser una representación para cobrar vida por sí mismo, es entonces cuando: “cada palabra dice lo que dice y además mas y otra cosa”.