VICENTE GUTIÉRREZ TÁSCÓN. PINTURAS Y ESCULTURAS.

Del 21 febrero al 12 marzo de 2011

El baño. Óleo sobre tela, 100 x 100 cm

Dos mujeres. Óleo sobre tela, 100 x 100 cm

Campesina. Bronce, 49 cm

Día de aguacero. Óleo sobre tela, 22 x 27 cm

VICENTE GUTIÉRREZ TASCÓN Pinturas y esculturas
Del 21 de febrero al 12 de marzo de 2011

Vicente Gutiérrez Tascón nació en León, ciudad donde cursó estudios de dibujo clásico, vidriera artística y cerámica. Posteriormente fue becado por la Caja de Ahorros de León para continuar estudios de pintura y escultura en la Escuela Nacional de Cerámica, en la de Bellas Artes de San Fernando y en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Terminada esta época de formación, viaja a París y muestra sus obras en varias exposiciones colectivas, al tiempo que vive intensamente la vida artística de la capital francesa.

De vuelta a España, expone pinturas y esculturas en galerías de su ciudad natal, Gijón, Oviedo, Ferrol, Valladolid, Madrid, La Coruña… tanto en muestras individuales como colectivas.

Tras una exposición de escultura en León y participar en la I Muestra de Pintores Leoneses, viaja de nuevo a Europa, recorriendo Francia, Italia, Portugal, Grecia e Inglaterra. Participa en varias exposiciones colectivas en Bristol, Londres y en León, galería Ausaga, con pintura y escultura, siendo seleccionado en el I Certamen Nacional de Escultura de Valladolid.

Viaja a México y muestra su trabajo en galerías de la capital azteca.

Entre 1985 y 1988 expone en las galerías Bernesga y Ausaga de León; Murillo y Nogal de Oviedo; Rafael de Valladolid; Echevarría de San Sebastián y Zenhid, Kreisler, Sokoa, Heller, Grife&Escoda, Carmen Andrade y Alfama de Madrid, tanto individual como colectivamente. También en las galerías Herouet y Le Feuvre de París.

Participa en la I Exposición de Escultores Leoneses.

Desde 1998, destacan las siguientes actividades: Exposición Pintura y Escultura “Pintores Europeos”, galería Hiri, París; galería Arpa (indiv), Santillana del Mar (1998, 1991); realiza un retrato del Rey Alfonso IX de León, para el Parlamento Europeo. Galería Hiri (indiv), París (1990); colectivas en varias ciudades. Galería Carmen de Andrade, Madrid (1992); colectivas en varias ciudades. Galería Tocre, Madrid (1994). 1995 a 2000, colectivas en varias ciudades de España, principalmente de Castilla y León, y de Francia. Galería Orfila, Madrid (2000, 2005, 2008, 2011). Galería Artis, Salamanca (2004, 2010). En 2006, colectivas en Madrid y Salamanca y participación en la Bienal de Pintura de Zaragoza. Sala de Exposiciones de Caja España de León (2007). En 2009, colectivas en las galerías donde expone habitualmente.

Antonio Leyva, de las Asociaciones Española e Internacional de Críticos de Arte, director de la Galería Orfila, escribe en el catálogo de la exposición:

En esta desnudez
halla el espiritual
su quietud y descanso.

Juan de la Cruz

La paz y el reposo que el espiritual hallaba en la desnudez, despojamiento y alborozo pero también escocedura, desamparo y condenación, en la obra de Vicente Gutiérrez Tascón, caldeado por púdicos deslumbramientos mediterráneos en su “frenesí de luminosidad” tal adviertiera el poeta Victoriano Crémer, se instalan con en verdad sorpredente naturalidad. Con sorprendente, fervorosa y grata naturalidad.

Hecho singular en un mundo, el nuestro, que pareciera únicamente regido por el delito y la desesperanza. Por la barbarie con que nos solazamos en el orteguiano contorno inevitable que tan despreocupados habitamos: Desgarro y materia soliviantada para el expresionismo y la abstracción, turbiedad estremecida e hiriente en la testificación de Francis Bacon o angustiada inquisición aniquiladora para Lucian Freud, pintor éste con quien el que ahora nos convoca, de no ser por su dilatada porfía con el dolor que alumbra el misterio de la anunciación de cuanto palpita y estremece -y por esa misma palpitación – pudo identificar algunos de sus encardinamientos.

La calma y el sosiego, el apaciguamiento gozoso y ensimismado de Gutiérrez Tascón, suponen un jubiloso contrapunto de mesura y confidencialidad, de serenidad y deleite.

Estas contenciones aroman aquel “frenesí de luminosidad” con un misticismo pánico y sensual, dichoso, terrenal. Son el soporte, digamos intelectual, de un entendimiento “florentino” de la forma y el espacio, argumentado por un esquematismo de asumida ascendencia cubista, despojado, ajeno a toda tentación barroca, de limpio y terso cromatismo.

Con tales elementos constructivos y de pensamiento, de vez en vez asentados en mitologías de sutil filiación simbolista, Vicente Gutiérrez Tascón, bien desde el plano, bien desde los volúmenes exentos, recrea un universo cálido y silente, de casi clandestina compostura poética.