DAVID HERAS VERDE
“Talk is cheap” Del 6 al 27 de septiembre de 2013
Siempre hay tiempo para la aflicción. Óleo/lienzo, 73 x 60
Siempre hay tiempo para la aflicción. Óleo/lienzo, 73 x 60
Siempre hay tiempo para la aflicción. Óleo/lienzo, 73 x 60
Siempre hay tiempo para la aflicción. Óleo/lienzo, 73 x 60
David Heras Verde (Madrid, 1970)
Selección de exposiciones
Individuales:
Escuela Técnica Superior de Minas, Madrid. [2011]
Galería Luis Gaspar, Madrid. [2009]
Galería Espacio Kubiko, Madrid. [2009]
Galería de De Aanschouw, Rotterdam. [2008]
Galería La Nave B, Madrid. [2005]
Colectivas:
Festival PARK ART FAIR INTERNATIONAL © GENEVA [2011-2013]
INCUBARTE V, Valencia. [2012]
La noche en blanco, Galería Luis Gaspar, Madrid. [2010-2009]
Homenaje a Lászlo Moholy-Nagy. LA FABRICA. [2010]
Startup, rassegna internazionale artisti emergeti, comisario Roberto Ronca, Italia. [2009]
Salón SIAP 09, comisaria Mercedes Oteiza, Madrid. [2009]
Salón Intenacional del Pequeño Formato, Sala Cosas Curiosas Art Show, Barcelona. [2008]
Galeria The Bricklane Gallery, Art in mind, Londres. [2007]
Artsevilla 2005. Presentado por la galería Ra del Rey, Sevilla. [2005]
Premios
Mención de Honor Salone Iternazionale di Piccolo Formato “Premio Leonardo Da Vinci” [2008]
Primer premio por obra digital Sala Poder Judicial Buenos Aires [2007]
Finalista en el XXVII Certamen de Minicuadros. [2006]
Publicaciones
Artículo revista Etiqueta Negra. [2013]
Especial en la revista CLMAG. [2010]
Catálogo Covers02, editado por el espacio Menosuno. [2009]
Catálogo oficial de International Festival for the Post-Digital Creation Culture, Offf Barcelona.
DAVID HERAS O EL LABERINTO DE LA REALIDAD
Cuenta la leyenda que fueron los celos de la esposa de Minos por el magnífico toro blanco creado por Poseidón para derrocar al rey de Creta, los que hicieron a Pasífae yacer con la bestia y concebir alMinotauro. Con cuerpo de hombre y cabeza de toro, muy dócil en su infancia, Asterión, que así fue llamado, se volvió más y más violento y agresivo tras probar la carne humana. Su antropofagia insaciable hizo que los Hombres se alejasen de él, asumiendo su monstruosa condición en la más completa soledad. Así, las noches de luna llena en la pequeña isla de Creta atestiguan la desesperación doliente del Minotauro que reclamaba su tributo en forma de muchachos y doncellas, sacrificados para aplacar el hambre de la bestia.
Fue Dédalo, el constructor, quien concibió el lugar para contener al salvaje. Una estructura gigantesca compuesta por pasillos entrecruzados, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el monstruo fue abandonado: el Laberinto de Creta. 27 años
después, y tras la guerra de los cretenses contra Atenas, el rey Minos escogió al hijo de su adversario como ofrenda de victoria para ser devorado por el Minotauro. Teseo, tras llegar a Atenas, quedó prendado de la belleza de la hija del rey, a quien garantizó poder vencer en lucha contra la bestia. Ariadna sabía, sin embargo, que el problema tras la incierta victoria de su amado, era encontrar la salida del Laberinto, por lo que junto a Dédalo encontró la forma de poder abandonarlo empleando el hilo de un ovillo que estaba tejiendo atado a la entrada.Teseo se introdujo con el hilo de Ariadna en el Laberinto, mató con sus manos desnudas al Minotauro, encontró la salida y se fugó con su amada a quien poco después abandonó a causa de un mensaje divino para que ésta pudiera casarse con Dioniso.
Este es, a grandes rasgos, uno de los mitos más arraigados y de mayor trascendencia en el ideario colectivo de las culturas mediterráneas y constituye un excelente punto de partida para comentar la obra de David Heras. Pues al margen de erróneas identificaciones del artista con el Minotauro, en eterna búsqueda doliente de su sensibilidad identitaria, especialmente significativo es el concepto del Laberinto. Un lugar que sólo su habitante conoce, resultando una trampa para el visitante ocasional que perece, bien como ofrenda, bien perdido en sus infinitas dimensiones.
Mi intención es comparar el Laberinto con una realidad multidimensional, y a David con Teseo, como destructor de una bestia psicótica que devora la curiosidad de los hombres e intérprete de los entresijos del caos que esa misma realidad poliédrica representa. La obra de David es, por tanto, una permanente batalla que nos desvela una turbia realidad escondida en infinitas veladuras pictóricas o procedimientos técnicos mixed-media. Una verdad retórica de la que el mismo autor duda, persiguiendo en infinitas direcciones las interpretaciones que, muy probablemente, ni tan siquiera existan o no puedan ser explicadas. Así, David entra y sale de ese Laberinto que representa la realidad, haciéndonos partícipes plenos de un mundo que pocos son los elegidos que logran vislumbrar y, como Teseo, mucho de sí mismo dejan en el camino.
Es un trabajo valiente y honesto, basado siempre en todo aquello que rodea al artista o en lo que él pueda intuir, muy alejado de unas nuevas tendencias que, por moda o por haber llegado al fin de un camino, las corrientes actuales, especialmente las vinculadas al arte abstracto y al conceptual, no logran trasladar nada emocional al espectador. David no desnuda su alma con mensajes que a muy pocos puedan interesar; por el contrario, y anclado siempre en la realidad que le rodea, emplea su talento, experiencia, conocimiento y sensibilidad para crear una novedosa interpretación de lo real.
Humildad por tanto, no exenta de la gallardía necesaria para saber y poder vencer a las tinieblas de lo desconocido. Batalla en suma de la que cualquiera saldría devorado, pero que fortalece permanentemente a los héroes. La obra de David Heras es hija de su tiempo y, como hemos visto, herencia directa de una cultura milenaria arraigada en la tierra, pero que surca aventurera los vientos de la mar y sueña mirando al horizonte, bajo un cielo de incertidumbre, por un futuro que, tal vez su obra artística, ya nos esté dando las claves para descubrir.
Alejandro Morcillo