VALERIANO CORTÁZAR
Del 25 de octubre al 17 de noviembre de 2018
Ain’t No Cure for Love. Acrílico /lienzo, 140 x 105 cm
A Thousand Kisses Deep. Acrílico sobre lienzo, 50 x 60 cm
Op. 64 Mendelssohn. Acrílico sobre lienzo, 80 x 100 cm
Valeriano Cortázar nace y reside en Madrid, aunque sus primeros pasos en la pintura los da, durante los veranos de su infancia en Ribadesella, de la mano de su tío, el pintor asturiano Emilio Pérez, quien vivía en la antigua casa en que nació Darío de Regoyos. Autodidacta de formación, cultiva en sus inicios una figuración surrealista, transitando desde una pintura matérica de dicción informalista hasta la plena abstracción de su etapa actual.
Exposiciones:
2018: Exposición Individual en Galería Orfila, Madrid.
2018: XXVI Muestra Internacional de Arte Contemporáneo. Castillo de Montesquiu (Barcelona).
2018: XXV Muestra Internacional y Multidisciplinar de Arte Contemporáneo. Fundación Claret, Barcelona.
2017: Exposición colectiva en Galería Abartium, Barcelona.
2015: Exposición colectiva en Galería Art Cuestion, Orense.
2014: Exposición individual en el Palacio de Cibeles de Madrid.
2012: Exposición individual en la Casa de Cultura de Llanes (Asturias).
2011: Exposición individual en Galería del Jardín de Serrano, Madrid.
2010: Exposición individual en Galería del Jardín de Serrano, Madrid.
1999: Exposición individual en la Galería Massó-Arte 10, Madrid.
1998: Exposición individual en el Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, Madrid.
1996: Exposición individual en Sala de Caja Navarra, Madrid.
1996: Exposición individual en el C.C. La Jaramilla, Coslada (Madrid).
1980: Exposición individual en el C.C. La Cañada, Coslada (Madrid).
LA MEMORIA PRESENTE DEL SENTIMIENTO
Que la contemplación estética implique una dialéctica entre la unidad y la diversidad queda de manifiesto en esta exposición de la obra de Cortázar, cuya propuesta reivindica una cosmovisión plástica y refinada que pone al descubierto tanto una imaginación poética e iluminadora como una poderosa articulación etérea.
El movimiento continuo, sensorial y sostenido en estas obras aparece, tal como era la intención del autor, como una simbología de su propia interioridad -inquieta, musical, inventora – plasmada en una caligrafía de gracia animada, que al mismo tiempo constituye unos rasgos formales que se deslizan cual entes correspondientes a una creación sinfónica.
Bajo tales umbrales, los vuelos de esa simbiosis de manchas cromáticas surgen misteriosamente sobre unos espacios abiertos que serpentean entre hilos y lazos negros que ponen el contrapunto a una dimensión comunicativa de una naturaleza animada, vital, conformada por vientos y por la síntesis de flora y fauna, habitantes de un imaginario cuya semántica es fuente de emoción plástica.
Se percibe claramente que el autor muestra el dominio de los fundamentos abstractos que son la base de sus búsquedas y hallazgos, que están en correlación con las características estilísticas sus propias capacidades e identidad pictóricas. Lo que ya una vez en su poder y su manejo de esos recursos, el flujo de la creatividad discurre libre y sosegadamente hacia su consumación y con arreglo a unas vivencias que tienen en la expresión visual de sus sentimientos su razón de ser.
Pero además el observador de estas piezas se sentirá convocado a participar en un pronunciamiento de un tiempo de la memoria, en una convocatoria tanto del presente como del pasado, en la evocación de unas sensaciones que le evocan epifanías ya olvidadas. También en la revelación del encuentro con una realidad que le dejará una remembranza en la mirada.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional, Española y Madrileña de Críticos de Arte (AICA/AECA/AMCA)