CARLOS BAONZA

Del 30 de septiembre al 21 de octubre de 2019

Ojos de agua. Óleo y grabado sobre madera, 60 x 50 cm

Los músicos. Óleo y collage sobre madera, 60 x 50 cm

El desencuentro. Óleo y grabado sobre madera, 60 x 50 cm

Arlequín. Óleo y collage sobre madera, 80 x 60 cm

CARLOS BAONZA Escotomas
Del 30 de septiembre al 21 de octubre de 2019

Carlos Baonza (Madrid, 1957) es pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y  psicología. Se inició en la actividad artística de forma autodidacta en relación directa con otros artistas consolidados.

Aprendió las técnicas del grabado y la estampación en el taller del reconocido maestro Dimitri Papagueorguiu, con quien mantuvo una estrecha amistad hasta su fallecimiento.

Formó parte de un grupo de artistas y poetas en el entorno de José Hierro, Claudio Rodríguez, Luis Alberto de Cuenca, Manolo Romero… Durante esa época, en la que frecuentó lecturas y tertulias de arte y poesía, ilustró poemarios y realizó series de bestiarios con dibujos y linograbados. Fundó y dirigió, junto a Jesús Muñoz, la revista Cuadernos de la Lechuza en la Asociación Cultural Hispano-Helénica.

Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

En el año 2000, fundó junto a Reiner Schiestl, Manuel Alcorlo y otros artistas y amigos el grupo interdisciplinar Bezoar, con el que elaboró publicaciones y llevó a cabo diversas intervenciones lúdico-experimentales, plásticas y visuales.

Hasta el año 2015 compartió su tiempo entre la docencia y la actividad artística (a veces combinando ambas en talleres de arte temáticos) y desde entonces tiene plena dedicación al arte plástico-visual.

Escotoma

Del gr. σκότωμα skótōma ‘mareo o vértigo con oscurecimiento de visión’.

  1. m. Med. Zona circunscrita de pérdida de visión, debida generalmente a una lesión en la retina.

 

Los escotomas de Carlos Baonza

Carlos Baonza creció escondiéndose, huyendo de la realidad para zambullirse en las imágenes que poblaban su cabeza y que él recreaba a todas horas, febril,con su mano sin domesticar.

Aprendió a escaparse del mundo deslucido que veía alrededor para adentrarse en otro que podía retorcer a su gusto, donde imperaban la forma y el color y todo estaba más vivo.

Así, de obra en obra como de niebla en niebla, fue fraguando un artista dotado de una voz singular, de un trazo cargado de energía que permite identificarlo al primer vistazo, ya sea en un cuadro,un collage o una escultura.

Sin un ápice de pose o presunción, este creador natural, capaz de intuir un pájaro en una rama caída, continúa impelido por el deseo de recrear su propio universo, un espacio en el que el artista habita feliz acompañado del deseo, el temor y el resto de monstruos que siempre ha tenido cerca; edificando una vida a medida de su peculiar visión de las cosas, un lugar lleno de luz y energía en el que cualquier material es susceptible de quedar atrapado.

En las pinturas y collages que conforman esta exposición encontramos siempre la voz emocionada de Baonza, su mirada inquieta y su reflexión. En los collages, los rasgos más canallas del artista son una descarga de color; en los óleos, la pintura y las formas talladas en la madera se superponen y dejan ver el aura de los personajes, permitiendo que los sueños y los miedos formen parte de unos retratos en los que se complementan la melancolía y la esperanza.

Un médico definiría un escotoma como una pérdida de visión. La mirada de Carlos Baonza, su original inquietud y riqueza, ofrece una visión parcial del mundo, sí; pero ésta acaba, sin embargo, siendo mucho más completa.

Domingo Villar

Escritor