DANIEL ARAGONESES

Del 11 abril al 7 mayo de 2022

La memoria cóncava. Técnica mixta sobre papel, 39 x 30 cm

El pozo profundo. Técnica mixta sobre lienzo, 73 x 60 cm

Gravitar en el susurro. Técnica mixta sobre lienzo, 60 x 50 cm

El vacío que no es tal. Acrílico sobre papel encolado a tabla, 43 x 60 cm

Restos de fascinación. Acrílico sobre lienzo, 41 x 27 cm

El origen. Acuarela sobre papel, 20 x 29 cm

El origen. Acuarela sobre papel, 20 x 29 cm

Melancolía. Acuarela sobe papel, 39 x 30 cm

DANIEL ARAGONESES Gravitar en el susurro
Del 11 de abril al 7 de mayo de 2022

Gravitar en el susurro

En el espacio entre dos o más, en la atmósfera en constante gravitación dominada por la atracción que une al cielo con la tierra, donde el lamento mantiene al ser cosido a sí mismo y a su pasado, murmura el vacío que no es tal sino significado sutil, susurro.

Y mientras la forma emerge insolente bajo apariencia de realidad, el fondo, hundido, esconde preciosas verdades.

¡Guardaos de la forma caprichosa y comediante! Pues sólo en lo profundo, en la textura de sus secretos traídos desde la memoria cóncava, quedan restos de fascinación. Y atraídos, gravitemos leves; en perpetuo rotar.

Daniel Aragoneses (Madrid, 1979) Estudió Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, mientras completaba su formación artística en los talleres del pintor y escultor Luis Cañizares y del Círculo de Bellas Artes de Madrid, entre otros.

Tras su participación en diversas exposiciones colectivas en instituciones privadas, entre ellas OPA (Obra Plástica de los Arquitectos en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), ha realizado dos exposiciones individuales, Atmósferas en Galería Orfila de Madrid (2020) y Tibi placetquod vides? en el Centro de Difusión Cultural Gonzalo Casas Pessino, de la Fundación Canis Majoris (2021).

Poética de la melancolía en la obra de Daniel Aragoneses

Daniel Aragoneses gravita en el susurro, regresa cual náufrago de colores con una nueva muestra pictórica cargada de melancolía y aditivada con imágenes poéticas que nos remiten al origen, a la infancia, aquel espacio-tiempo en el que alguna vez fuimos felices. Regresar al génesis para ser parte de ese fragmento primigenio de donde nace el color y los pigmentos para hacerse vida, refracción; parte de nuestro pequeño mundo plural, multiplicado, exquisito.

Estas obras tienen la profundidad del tiempo y la frescura del sentimiento; son nuevas y viejas, traen esencias de mar y polvo de estrellas. Las manos del artista que es Aragoneses, configuran con ese barro de su universo propio, pero a la vez extendido hasta los ojos del espectador, un mar y un universo de sensaciones. Uno se siente parte de ese extraño cielo del que quizá alguna vez partimos para regresar hecho forma en la multiplicidad del arte. La función del artista, además de la generosidad, es acercarnos a ese cosmos donde fluyen los más nobles sentimientos. ¿De qué sirve el arte sin esta funcionalidad salvadora que nos hace creer que la humanidad aún tiene sentido?

Son obras para detenerse, invitan a adentrase entre sus pinceladas, entre los pliegues de su cromatismo, y una vez asumido, tomado conciencia, no es difícil para el ávido observador, saberse partícipe, ser parte de ese todo fragmentario que crea el artista a modo de espejo donde mirarse constituye un legítimo placer y un orgullo.

Ya en exposiciones anteriores nos hablaba del ser humano como proyección hacia inimaginados límites, donde el ser interactúa con sus congéneres para ser uno mismo en ese espacio de la manifestación artística.

Las pinturas de Daniel tienen vida, pulso, sentimiento, pero sobre todo transmiten espiritualidad, humanismo, generan paz y una sonora musicalidad para el alma, con un lenguaje hecho de eternidad, de pasión.En suma, son parte verbo del principio; es decir, de poesía.

José Mª Cotarelo Asturias

Poeta